26/9/16

Luciana Peker: "Creer que las mujeres no pueden cometer errores es una interpretación errónea del #NiUnaMenos"

(Entrevista a Luciana Peker, redactora de Revista Anfibia y autora del artículo "Chiruzas"*)



Luciana Peker es periodista, especializada en género. Trabajó en muchísimas revistas y radios del país, fue premiada nacional e internacionalmente. Lo que nos convoca en esta ocasión a charlar con ella es un ensayo muy interesante que escribió para la “Revista Anfibia”, titulado “Chiruzas”, en donde tomó como excusa el caso mediático de Squarzon-Granata-Pau Linda, pero para abarcar una problemática social que tiene que ver con los estereotipos de género.


-Contanos un poco de qué se trata el ensayo "Chiruzas".
-Bueno, desde “Revista Anfibia” me pidieron una nota sobre lo que pasaba con Amalia Granata; y también sobre su aparición en el programa de Susana Giménez y la cantidad de Twitters criticándola, hablando de “mujeres que no tienen dignidad”, diciendo cosas como que “hablan mal de todas”, o “hablan del #NiUnaMenos y después hay de estas mujeres”…toda una cosa muy denigrante, ¿no? Entonces me parece que se instala la idea de un paradigma que es falso, que lo que supone es que las mujeres tienen que ser heroicas. Por un lado hay una interpretación errónea del #NiUnaMenos, la de creer que las mujeres no pueden cometer errores, o que la dignidad está en quedarse sola y no en perdonar una infidelidad, y eso me parece que justamente es una interpretación falaz de #NiUnaMenos y del Feminismo. Que se vuelve como una costumbre de “amigas retadoras”, que entonces lo que hacen es retar a las mujeres que no pasan esa ética o ese “puntaje de alta dignidad”. Eso por un lado. Y después, por otra parte, está el fomento permanente a la guerra entre mujeres.

-Me parece muy interesante ese planteo que hacés en ese manifiesto y que acabás de decir ahora con respecto a esos errores que podemos llegar a cometer las mujeres. Porque, por más que en determinada situación una pueda estar en un lugar de “víctima”, no deja de estar atravesada por la cultura machista y por el patriarcado, y seguramente en algún momento también sea o haya sido “victimaria”, en el sentido de ser la persona que juzga desde un lugar de moralidad.
-Sí. Por un lado se puede ser víctima, claramente, del patriarcado. Y por otro lado, hay también como un endurecimiento de la mirada, que justamente llevó a que desde el Feminismo pudiéramos cuestionar con toda la razón del mundo al amor romántico y a la idea de que amor es violencia. Y eso, por supuesto, es un enorme salto en la calidad de vida de las mujeres. Pero sí es cierto que también las situaciones amorosas no se pueden ver como si fueran un cubo de hielo, ese es un error de sobre-interpretación que se hace. Por supuesto que ahí también se juegan vulnerabilidades emocionales, familiares, y del machismo también -por supuesto- que hace sentir a las mujeres más débiles frente a los hombres, frente a la necesidad de ser queridas, frente a la mirada del otro…no es que es algo abstracto, que no tiene nada de machismo. Pero también es verdad que frente a esto, a la idea de familia, de un hombre, de pareja, de ser querida, de alguien que te gusta…suceden sentimientos que son muy fuertes. Y está el imaginario la idea de que entonces si una mujer, por ejemplo, llama a un hombre o vuelve con un chico que le gusta o se pone muy mal porque una relación se terminó…entonces es una boluda, no es digna digamos, ¿no?. Y ahí es como si usáramos el Feminismo para retarnos, como maestras inglesas que nos estamos pegando la regla contra los dedos a nosotras mismas. Por eso te digo que no es el Feminismo, sino una interpretación errónea que subiría una vara falsa a las mujeres para volvernos retadoras entre nosotras. De eso yo estoy en contra. Creo que hay un compañerismo, una amistad, una comprensión. La idea de amigas que se escuchan, se ponen la oreja, se comprenden, se alientan, pueden sostenerse…que es antigua pero que no se tiene que perder. Que tiene que ver con lazos en donde, bueno, desde el desamor hasta vaivenes amorosos que generan dolor tienen que ser comprendidos entre amigas.

-Y con esa misma línea de análisis que hacés en este ensayo, trazás también un paralelismo en donde llegás incluso a los polémicos titulares de los diarios, en donde se minimizan las diferencias políticas y se las lleva al terreno del “escandalete” mediático. ¿Cómo entendés vos que se da ese fenómeno de mediatización de la política?

-Si, yo creo que está muy relacionado. Vos te referís a cuando yo digo que no es que no existan las “picas” entre mujeres. Hay peleas que son legítimas, en principio porque no hay empatía. Y hay otras, como en este caso que vos describís, que son peleas políticas y que son totalmente legítimas. Hubo un titular en particular, del diario “La Nación”, que decía: “pelea femenina entre Magario y Vidal”. Bueno, Vidal es la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, del Pro. Y Verónica Magario es la Intendenta de La Matanza, Justicialista -o Kirchnerista en esta nueva recomposición-, del distrito más importante de la Provincia de Buenos Aires. O sea, es evidente que están en veredas enfrentadas políticamente, y eso es bienvenido. No se habla de una paz entre mujeres ficticia y que no incluya diferencias legítimas. Pero la idea que instala el diario “La Nación” de que era una pelea femenina, por un lado la subestima cuando es una pelea política, y por otro lado la vuelve así una pelea por ver qué se puso, si me copió el modelito, si es una pelea de peluquería.
También entra en el debate la pelea claramente política y judicial entre Margarita Stolbizer y Cristina Kirchner. Rodeada por esa idea de dos mujeres que están en el barro agarrándose de los pelos. Bueno, hay dos mujeres enfrentadas por una cuestión judicial y política. Yo creo que en muchos casos ellas mismas también reproducen los propios estereotipos de género: cuando Cristina dice “Margarita es mala”, en todo caso Margarita cree que Cristina cometió un delito; y cuando Margarita dice “nunca la vimos ir a tomar el té con amigas” ¡¿y qué importa?! ¿Por qué tendría que ir una ex presidenta a tomar el té con amigas? No sabemos si lo hizo, no sabemos si lo quiere… ¿y por qué tendría que ser una mujer que va a tomar el té con amigas? Digamos, ¿no? Quiero decir que las mujeres tampoco están exentas de reproducir este machismo. Pero sin lugar a dudas, sí, los medios se regodean de esa idea de mujeres que se matan y se sacan las plumas entre ellas. Y eso llega a la política en un momento central, después del auge de la llegada al poder de las mujeres en la política (en Argentina con la presidencia de Cristina Kirchner, en Brasil con Dilma Rousseff y en Chile con Michelle Bachelet). Estamos viviendo el después de esa etapa. Y ese después es muy machista. Es una reacción machista a la llegada de las mujeres al poder que incluye que las mujeres se maten entre ellas. Ojalá que la mayoría de las mujeres no sean cómplices de ese mandato. Y, por otro lado, que cuando suceda lo podamos ver.

-Ahora, en el caso puntual de nuestro país, nosotros tenemos una ley muy completa en donde la cosificación de las mujeres está tipificada como violencia simbólica ¿qué es lo que vos creés que falta para que la aplicación sea plena, para que se pueda llevar a la práctica?
-Si, la violencia mediática está incluida en la ley 24-685. Y la simbólica, como decís vos, entre las muchas  formas de violencia a las mujeres en todos sus ámbitos personales y de desarrollo laboral o personal. La verdad es que hay muy pocos fallos que sentencien la violencia mediática. Uno fue por el título de Clarín “Fábrica de hacer hijos”, sobre mujeres con más de siete hijos que cobraban una pensión por parte del Estado. Y otro fue el de la demanda de Gabriela Cerruti cuando Jorge Lanata dijo que ella era periodista porque se acostaba con sus fuentes de información. Está el derecho, pero se llevó muy pocas veces a la práctica. Lo que sí pasó en estos años anteriores es que funcionó fuertemente la fiscalización de situaciones de violencia a través de la Defensoría del Público, o a través del Observatorio de Discriminación en Radio y Televisión que componían la ex AFSCA, el INADI y el Consejo Nacional de las Mujeres. La verdad es que ese monitoreo por parte del Estado de qué hacían los medios (que no llegaba a sancionar, pero sí a intervenir, a hablar, a hacer informes) hoy está parado. O sea que no estamos en un punto de mayor aplicación de la mirada de la violencia mediática, sino por el contrario en un punto donde se vuelve a legitimar la violencia mediática. Porque la manera de regularla, más que nada, había estado en que alguien la monitoreaba y se llamaba a las empresas periodísticas o publicitarias a dialogar cuando violaban los derechos de las mujeres a través de sus publicidades o sus programas de televisión. Así que es un momento de retroceso de esa fiscalización, en donde hoy el derecho está más de la boca para afuera que en un estado de cumplimiento efectivo.

-Tengo entendido que esas reuniones, que estaban a cargo de la Defensoría del Público, tenían también otra parte muy interesante que tenía que ver con la capacitación. Y sobre eso también iba a preguntarte, porque vos estás dando un taller ahora que se llama “Narraciones de Género” y tiene también que ver con toda esta temática.

-Sí, por ejemplo cuando Lanata dijo que  Flor de la V “no podía ser madre, en todo caso padre”, la Defensoría del Público se puso a dar capacitaciones a Radio Mitre. Es un mecanismo muy interesante, pero por supuesto que los grandes medios tienen que estar receptivos para poder escucharlo. En el taller que doy, el de “Revista Anfibia”, el intento es generar un taller de periodismo de género. Yo más que nada en lo que creo es en hablar de los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual, pero intentando tomar básicamente la bandera también de la escritura creativa y de la libertad.


Entrevista realizada por Macarena Sánchez Volpe
Durante el programa radial "Lo Menos Pensado"

(Lunes de 21 a 24 hs. por www.radiobarbarie.com.ar)


*Link del artículo: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/chiruzas/ (23-09-2016)

No hay comentarios.: