14/1/17

Carolina Luján: "Ayer fuimos víctimas, hoy somos personas empoderadas"

Carolina nos abrió las puertas de su casa y nos permitió adentrarnos en su micromundo, en su refugio. Enmarcadas en un patio que incluye huerta, sentadas en una mesa cubierta con las artesanías que estaba armando con piedras, alambres e hilos. De un vistazo, ni bien llegadas, sabíamos que la que desandaríamos no sería una historia de humillación y violencia...sino de empoderamiento y reconstrucción. Eso nos llevamos. Con eso nos quedamos. Eso socializamos.


Carolina Luján es la primera denunciante de Cristian Aldana (voz y líder de “El otro yo”), quien se encuentra detenido desde el 21 de diciembre en el Penal de Marcos Paz, bajo la carátula de Abuso Sexual Agravado y Corrupción de Menores contra -al menos- siete mujeres.

-¿Cómo te llega la noticia de que Aldana estaba preso?
-Estaba en el colectivo yendo a comprar los ingredientes para hacer pan dulce para la Navidad. En ese momento sonó el teléfono. Me estaban llamando de la querella, porque yo soy una de las tres querellantes dentro de la causa. Me avisa la abogada: “lo logramos, está preso”. Casi me muero. De hecho se enteró todo el colectivo porque grité “¡gracias, gracias, gracias!”. No lo podía creer, fue un shock. Me dieron muchas ganas de avisarles a mis compañeras y a mis amigas, porque la querella no se había podido comunicar con ellas. Así que cargué el celular y empecé a llamarlas para avisarles, y fue muy loco.
De a poco voy cayendo cada vez más, y se van ubicando más las cosas, con este suceso y con todo, porque forma parte de toda una historia de vida, también. Es muy impresionante, es como al fin un respiro. Estábamos igualmente a la expectativa porque era una preventiva, no se sabía si iba a quedar preso hasta el juicio o no, si era sólo para indagarlo o no. Porque lo que había sucedido es que nosotras durante todo este año estuvimos laburando un montón con “Ya no nos callamos más”, que es la proclama que yo utilicé para la pancarta; y después Charlie y Felicitas cuando armaron el blog con otras compañeras más utilizaron la misma proclama. Estuvimos dando charlas por universidades, escuelas, centros culturales, armando encuentros y visibilizando durante todo el año no sólo nuestro caso sino también el de las otras compañeras: las denunciantes de Carrasco, de Palma, de Miguel del Pópolo, y de muchos más. Y también creando un espacio para que todas podamos contar nuestras historias y que se genere ahí una reciprocidad, una hermandad, una liberación también, y una visibilización ante todo. Así que fue el resultado de todo este año de mucho laburo, y también el resultado de muchos años de laburo independiente de cada una. Y personalmente, bueno, desde que hice la pancarta y desde que hice las tres primeras denuncias en 2010.
Estábamos a la expectativa, creo que a los tres días de esto, yo estaba feriando en Centenario y me llaman de C5N. Me dicen que me querían hacer una nota en vivo, si podía ir al canal. Les dije que no, que estaba feriando y me dicen “bueno, mandamos un móvil”. Me sorprendió, porque todavía yo no sabía que había salido el fallo. Y en vivo y en directo Mauro Zeta me lee el fallo y bueno, se ve en la nota, fue una emoción muy grande. Primero porque escuchar a un juez, sabiendo lo que es esta justicia patriarcal y habiendo tenido la experiencia tan mala que tuve en 2010, tanto en la comisaría de la Anti-Mujer de Morón como también en CABA. Escuchar esas palabras de un juez para mí fue “guau, esto realmente es un antes y un después”. Está marcando un precedente que es para todo el movimiento, ¿no? Porque si esto se está logrando con una persona se tiene que lograr absolutamente con todos los violentos, abusadores, violadores y femicidas. Esto es muy importante que lo tengamos en cuenta. Por eso el logro es colectivo.
Cuando todos estos años estuve hablando con otras compañeras y personas que han vivido situaciones similares -o iguales, o peores-, siempre había como una reciprocidad y un entendimiento. Pero cuesta un poco más cuando la otra persona o está cegada de ver la violencia que vive en el día a día, o simplemente no tiene empatía. Y escuchar esas palabras de un juez, tan detallado, tan claramente, tan como nosotras lo vivimos. Porque es real, esta persona se abusó de su condición de ídolo, “El otro yo” es una red de corrupción de menores, dentro del rock argentino hay también una corrupción, una red cómplice, una red que actúa. Porque él no es el único abusador, hay muchos más, no es el único violento. Entonces fue como…“al fin”.

-Pienso en esto que decís, “sabemos que tenemos razón, pero que te lo diga desde afuera alguien que forma parte del sistema opresor es como decir… ¡guau!” Avanzamos diez casilleros para visibilizar, para reconocer, y de alguna forma en el proceso de reconstrucción. Porque el proceso de reconstrucción es interno, pero si hay un reconocimiento desde afuera vuelve a ser más vivible tu vida, más vivible la vida de los demás.
-Realmente es muy feo contar tu historia. Por eso reivindicamos toda forma de denuncia: agarrar los aerosoles, hacer fanzines, hacer encuentros. Porque la realidad es que no es lindo ir a denunciar: el proceso es lento, es doloroso, es revictimizante, la justicia es patriarcal, es machista, eso es una realidad. Siempre desde ese lugar de alerta, entendiendo en qué sistema nos estamos moviendo y que la lucha es contra eso. O sea, contar nuestras historias, hablar, rompe ese sistema putrefacto machista. No es solamente una liberación personal; es ayudar a desentramar y a transformar esto, a deconstruirlo. Porque claramente no sirve, nunca sirvió y no va a servir. Entonces desde ahí es como tomar la importancia de lo que es hablar. Y desde ese habla y desde esa expresión, también estar muy alertas las personas que tomamos la palabra y decidimos exponer nuestras historias y denunciar. Porque no es sólo una denuncia a una persona, es una denuncia a un sistema, a una justicia, a toda la construcción heterosexual hegemónica, es toda una construcción y no es uno solo el responsable: uno es el perpetrador, pero hay toda una sociedad que está dando vuelta la cara sistemáticamente ante estos casos, desde lo más pequeño como en un colectivo cuando te tocan el culo, hasta lo más grande como es un femicidio o una violación. Y esto se ve adentro de las casas, fuera de las casas, en todos lados, en la televisión. Entonces, si yo estoy haciendo esta denuncia, a mí me parece muy importante ser lo más consecuente posible con todo lo que estoy diciendo. Y desde ahí es mi lucha personal y mi aporte individual a la gran trama que se está gestando mundialmente. Me parece que es muy importante eso, estar muy alertas a nosotras mismas para poder combatir eso de ahí afuera. Porque la primera guerra que tenemos es contra nosotras mismas cuando no nos queremos, cuando nos revictimizamos. Todo eso que genera esa violencia de afuera, genera también un autocastigo dentro, y es muy difícil salir de ese círculo. Lleva todo un proceso la autovaloración, el respeto propio y el ser consecuentes con eso por lo que vamos a luchar. Para poder salir a luchar contra todo esto, claramente hubo antes todo un proceso individual para poder estar de pie. Porque si no estaría destrozada, como lo estuve. No sé cómo hubiera sido si esto me hubiera pasado en 2010 cuando hice las primeras denuncias, tenía veinte años, y no sé, no lo podría haber manejado realmente.
A todas las compañeras que se animan y toman las fuerzas para poder esbozar sus historias, que sepan que hay toda una gran comunidad de personas hermosas en el país y en todo el mundo, feministas, donde van a encontrar apoyo, hermandad, un sostén para poder hacer ese otro trabajo que viene después de dar la palabra, que es curar la herida. Y darnos cuenta del poder que se genera cuando se toma la palabra, y tu historia ya no es una carga, sino un motor para dar fuerza a otras personas. Eso es bellísimo y muy reparador también.

-Desde 2010, cuando empezaste a denunciar, hasta hoy… ¿Notás que hubo algún cambio significativo en cuanto a los procesos, a lo que representa ir a hacer una denuncia, presentar declaración, etc.?
-Estamos en un momento histórico en el que hay una polaridad muy grande. Por un lado, la opresión llegó a un punto tal que tuvimos que salir a las calles y en este último Encuentro Nacional de Mujeresfuimos cien mil aproximadamente, todas bajo la misma bandera que es “basta, esto no lo queremos más y no vamos a aceptarlo bajo ninguna forma y bajo ningún pretexto”. Y al mismo tiempo ganó Macri, que es una realidad que nos está atravesando en el día a día. Todo está saliendo, como un volcán, está saliendo toda la basura afuera: el racismo, la discriminación, el sexismo. Y estamos en ese momento en que, desde mi humilde lugar, me parece que la mejor herramienta es ser muy consecuentes con los pasos que damos en el día a día. Entender y saber que estamos en un momento histórico de quiebre, en el que lo que siempre se supo y lo que siempre se vio como algo naturalizado (por miedo, por silencio, por una cultura de la violación, por un montón de razones) hoy se está diciendo “NO”. Y se está accionando para que eso no siga sucediendo. Y esa es mi utopía, es mi sueño, yo no quiero que esto le suceda a nadie más, cada historia que compartimos es desgarradora. Y nadie se lo merece, nadie se merece vivir bajo esta opresión y bajo este sistema nefasto en que vivimos. Pero bueno, es importante eso: verlo e ir transformándolo día a día, y en cada paso.

-En tu caso particular, esta sanación o este inicio de un proceso, va de la mano con un proceso histórico ¿en qué momento a vos “te cae la ficha” y te das cuenta de que lo que te estaba sucediendo no era normal, que no estaba bien? 
-Tiene que ver con la importancia de esos pequeños gestos, de estar ahí, de escuchar y estar alertas. Porque, por ejemplo, yo tuve una banda toda mi adolescencia, desde los trece años. Hoy escucho las canciones y yo estaba gritando a viva voz que me ayuden, mis canciones eran muy explícitas, las letras eran muy explícitas. Yo creo que el momento de darme cuenta se dio porque hubo toda una secuencia atrás de pequeños actos de personas que me rodeaban. Me acuerdo de un amigo que me dejó de hablar porque veía la situación, y me decía “algún día me vas a entender”, hoy después de todo esto se volvió a conectar conmigo.
Mi niñez fue atravesada por la pobreza. También fue atravesada por el machismo, porque mi padre dejó a mi madre cuando estaba embarazada y ella tuvo que salir a trabajar (una historia que lamentablemente vivimos muchas personas). Hubo una situación de vulnerabilidad, y hubo situaciones de violencia también en mi niñez.
Cuando tenía catorce años iba contándole (a Cristian Aldana) todas estas cosas: que no tenía papá, que había sido abusada y él toda esa información que me iba preguntando (porque los psicópatas actúan así, te van sacando información de a poco para después manipularte a través de eso) en vez de usarla para actuar como una buena influencia, la utilizó para menospreciarme aún más. Eso se vio muy claro cuando convivimos. Y el “click” creo que fue que dentro de todo eso hubo personas que se acercaron, y en algún momento me dieron un abrazo, y en algún momento me dieron su apoyo, y de algún modo estuvieron ahí. Eso es muy importante, muy crucial en todo esto. Una demostración aunque sea mínima de cariño, salva vidas, te salva la mente. Hay un sostén, hay una referencia. Si yo no tengo una mínima referencia de cariño cómo voy a salir de una situación así, cómo no voy a estar sumida en ese dolor o en esa depresión, cómo no voy a volver a repetir la historia...Muchas personas que fuimos abusadas en nuestra niñez después terminamos en relaciones violentas por toda esta situación de vulnerabilidad que el psicópata aprovecha. Entonces ahí nos damos cuenta de que el problema es social, y de que todas las personas tenemos responsabilidad de todos los hechos de violencia que suceden en este entramado que todos estamos alimentando día a día con nuestras acciones. Yo no puedo decir “eso le pasó a mi vecino, y yo no tengo nada que ver”. Porque soy cómplice cuando prendo la tele y consumo a Tinelli, cuando consumo toda la estructura que me está oprimiendo y no la estoy cuestionando. Por eso hablo de ser consecuentes y de estar alertas, de escuchar a las personas que nos rodean, de escuchar a esas niñeces. Yo no digo que vamos a ser salvadores ni salvadoras de nadie, pero sí tener la conciencia de que tenemos una cuota de responsabilidad y de que realmente podemos aplicarla en todo momento y en todas las situaciones. Transformar esto es una responsabilidad de todos. Y no es sólo en las calles, es en las calles y es adentro de las casas.

-Es el juego que se da entre lo público y lo privado. Una no está ajena a la posibilidad de “cruzarse con un loquito” y que le pase algo. Pero la mayoría de estos casos de violencia vienen de nuestro entorno más cercano. Vienen, como vos nos decías, de la niñez, de formar una pareja. Es esta mixtura de lo público y lo privado que se tiene que desvanecer en este sentido.
-Es un proceso, también es ir allanando el terreno. Porque yo estoy pudiendo decir esto gracias a que mi generación anterior hizo otras cosas, y la anterior otras cosas, y la que sigue hará otras cosas.
También les quería compartir que la persona que abusó de mí cuando tenía cuatro años, que se llama Maximiliano Espina, hoy está preso en la preventiva. Y ayer me enteré de que está preso en Marcos Paz también, con Cristian Aldana. Así que para mí personalmente eso también es todo un suceso revolucionario. Estoy muy agradecida a las personas que lo denunciaron, quienes lamentablemente fueron víctimas también de esta persona. Les costó mucho romper el silencio. Y con esto quiero desmantelar todo esto que sucede dentro de la sociedad familia, que también es otro estado que hay que transformar definitivamente, por la importancia de lo que sucede detrás de la puerta. La importancia de hablar, de expresar, porque estamos abriéndoles puertas a muchas personas para sacarse eso de encima. Yo no soy víctima hoy. No somos más víctimas de estas personas. Fuimos víctimas. Hoy somos personas empoderadas que estamos dispuestas a cambiar eso que nos oprimió, para poder liberar el camino a nosotras primordialmente, y así a todos y todas colectivamente. Expresar realmente resignifica, sana, cambia. Y realmente es revolucionario hoy en día tomar la palabra sin miedo, sin vergüenza, y sabiendo que hay un montón de personas que te van a estar apoyando. La cultura de la revictimización la estamos combatiendo día a día con nuestra palabra, con nuestra fuerza. Y cada vez más gente abre los ojos; ahora con el video, con el fallo y con Aldana preso esperando el juicio. Es impresionante la cantidad de ex fans que me han escrito pidiéndonos disculpas, diciéndonos lo cegados que habían estado. Es un proceso, yo realmente no los culpo, pero llamo a la reflexión y a que abramos los ojos. Porque cerrar los ojos se cobra vidas, cerrar los ojos mata a gente.

-Hace un momento mencionabas el caso de Dante Palma, cuya denunciante es Julieta. Vos estabas dentro de una comunidad de fans de un determinado grupo. Ella, en el paralelo, estaba dentro de una agrupación política donde supuestamente uno está contenido dentro de determinadas redes, pero la palabra se diluye en la figura del líder musical, del referente político  ¿Qué pasa con ese entorno?, ¿cómo es el proceso con el entorno de la banda, con los fans, con los músicos, con la hermana de Aldana?

-Para mí es muy importante poder discernir y alejar a toda persona contaminante de tu alrededor, porque son las que te ponen la cara. Prefiero tener a dos personas a mi lado, pero que esas personas sean de calidad, y no que me estén machacando y revictimizando constantemente. En concreto, hay dos mujeres de las que no me olvido más. A una le cuento en los camarines del teatro de Lacroze que habíamos vivido una situación violenta, que yo estaba cansada, me acuerdo que me puse muy mal y le conté que me había golpeado y ella me agarra la mano y me dice: “bueno, tranquila, vos tenés que entender que él está con mucho trabajo, que está muy estresado”. Le cuento a otra chica y me contesta “ay, no me cuentes más, que me hace mal y tengo ganas de retarlo”.
Mucho después, cuando estábamos en el último período de convivencia, donde la violencia ya era terrible, hubo una secuencia: una situación en la cual Aldana me golpea, me viola, me dice un millón de aberraciones, todo con una locura de llanto, de pegarme mientras me decía “te amo”. Tocan el timbre y era un compañero de él, de la Unión de Músicos Independientes. Esta persona entra al departamento, yo estaba llorando desconsolada (imaginate mi aspecto, acababa de ser golpeada y violada). Aldana le da las llaves del departamento, le dice “tomá, hacete cargo, no me la aguanto más”, y se va, me deja con esa persona ahí. Yo le digo que me quería ir para la casa de mi mamá. Y me dice “bueno, andá al baño, lavate la cara”, yo llorando sin parar, colorada y golpeada. Esa persona me acompañó hasta la estación de Once, me compró una gaseosa. Me dijo “tranquila, relájate, Cristian está muy estresado, él me hizo muy bien a mí, es mi mejor amigo, ya se le va a pasar”. Me dejó ahí y yo me tomé el tren en shock hasta lo de mi mamá. Esa persona obviamente va a tener que dar explicaciones en la justicia. Y seguramente lo encubra, porque la Unión de Músicos Independientes es un espacio encubridor, es un espacio revictimizante, es un espacio que nada tiene que ver con la música independiente ni con los logros independientes, que es una mentira. Loco, armen otros espacios que no los sostengan abusadores ni encubridores de abusadores. Lo siento mucho si les quita trabajo a muchas personas. A nosotras nos quitó la inocencia y muchas otras cosas mucho más importantes que un dinero mensual.

-La carátula contra Aldana es “corrupción de menores”, ¿hay chance de que más personas terminen procesadas o en prisión? Nos contabas que vos lo conociste porque en un recital alguien de su entorno te preguntó si querías conocerlo y los presentó.
-Cuando la UFEM pone ese título, esa carátula “corrupción de menores”, a mí me cerró todo. Yo siempre lo había visto, pero no le había puesto un nombre. Ese es un proceso también, ponerle nombre a las cosas que te suceden para poder ubicarlas y acomodarlas.
Va a tener que ir mucha gente a declarar. Si van a ir presos, no lo sé. Ojalá. Porque varias personas se merecen ir presas. Porque nuestra vida vale y lo que hicieron con nosotras no es gratuito. Ojalá vayan presas todas las personas que tengan que ir presas, no sólo en este, sino en todos los casos. En este caso nombramos a un montón de personas, de bandas, de gente de la Unión de Músicos Independientes, y gente que trabajaba con él, sonidistas, etc. Bueno, toda esa red obviamente está en la declaración. La persona a la que estamos denunciando por violación, por corrupción de menores, por abuso sexual, por contagio de enfermedad, por golpes, por manipulación, por abuso psicológico, es Cristian Humberto Aldana. Y en su declaración, un montón de personas que accionaron para que esto sea favorable. Ojalá que tengan también su castigo. Ojalá. No lo sé, la verdad. Está declarado, pero no lo sé.

-¿Cuál viene siendo en este tiempo tu relación con los medios? ¿Cómo ves (y sentís) que cubren este hecho, cuál es la perspectiva con la que lo tratan?
-Yo apagué el televisor hace muchos años. Me parece que no sirve para mucho, dado y utilizado como se utiliza, en su mayoría. Y también hay un doble discurso, en contra de la violencia de género, pero te corto la tanga en vivo, y revictimizo de una forma, y humillo y trato de objeto. Entonces hay un doble discurso muy grande, que es esto que está sucediendo: la mierda está saliendo, la estás viendo. Estás acostumbrado a una cosa que para cambiarla hay que tomar decisiones, y a mucha gente le cuesta tomar decisiones porque están muy cómodos.
Trato de elegir muy bien a quién darle una nota y con quién expresarme. También me parece importante que todas las personas que se abren a dar alguna nota periodística siempre estén alertas a tener el control del manejo de la situación, para que no sea una alimentación de morbo, o no sea lo que el medio quiera, y empezar a empoderarnos de ese modo. Y creo que si el caso este se está viendo desde una perspectiva bastante coherente, es gracias a todas nosotras, gracias al movimiento y a las denunciantes que le damos esa coherencia. Porque del otro lado obviamente siempre están las ganitas del morbo, porque es lo que vende. Entonces la coherencia la damos nosotras, y por eso es tan importante sabernos fuertes, estar acompañadas y estar todas juntas. Sola no se puede.


Entrevista realizada el 11/12/2017 para el programa radial “Lo Menos Pensado”.
(Lunes de 21 a 24 hs por www.radiobarbarie.com.ar)

3/1/17

Susy Shock: "¡Que otros sean lo normal!"

Susy despliega una a-normalidad que interpela. Auténtica, impactante, artista y artivista. Nos cuenta sobre el mundo del arte: "que será complicado, que será bastante rebuscado, pero si hay algo que no hace es expulsar; todo lo contrario: abraza la rareza, abraza todo lo distinto". Y se mueve, Susy, por ese mundo al que también ella abraza con su artivismo, con canciones y poesía; con cuerpo y alma. 


-Sos cantora de música popular, actriz, poeta y activista trans ¿Con qué te identificás más de todo esto?
-Con todo eso. No hay una parte sola que sea más importante que lo otra. Tiene que ver, en todo caso, con el arte y con un modo de mirar el mundo. Hay una palabra que está dando vueltas, “artivismo”, y que también me gusta mucho. Porque sobre todo es poner en confirmación que el arte es un hecho político, cualquier arte que hagamos. Entonces somos seres políticos. En una época donde parece que volvió a ser mala palabra decir que somos políticos y políticas, está bueno reconocerlo.

-¿Cómo comenzó tu relación con el teatro?
-A los catorce años empecé con el teatro, que siento que es el gran canalizador, el gran aglutinador de todo lo que tiene que ver con las artes, porque en el arte del teatro aprendemos todo. Por lo menos yo aprendí todo desde música, escribir, escribir para el teatro, cantar para el teatro, leer sobre todo. Creo que soy una “teatrera”, si me tengo que definir, ahora que me lo preguntan. Pero también empecé de muy chiquita bailando folclore, así que también viene mi conexión por ahí, desde el cuerpo, desde bailarlo. Tengo una familia tucumana por el lado de mi mamá, y pampeana por el de mi papá, donde siempre está el baile y está bailar, tanto el folclore como el tango. Así que todo eso está, es eso que nos va armando desde crianzas.

-Desde el espacio artístico disputás muchísimos sentidos: como el de la cultura, el de la diversidad y el de la libertad. ¿Hubo algo que precedió? Digamos, ¿fue el arte lo que te llevó al artivismo?, ¿o fue al revés, empezás primero a ser activista y defensora de la diversidad y eso te llevó a encontrar en el arte un canal para mostrarlo?
-En realidad, lo que pasa es que cuando yo hablo de ese ingreso a los catorce años en el teatro, tengo que aclarar que no fue cualquier teatro: fue el teatro independiente. O sea, yo entré al universo de los teatreros soñadores. Era la más chiquita benjamina en un mundo de gente como muy grande, y absolutamente romántica y soñadora, que creían en serio que ensayar una obra durante un año como resultado daba la posibilidad de cambiar el mundo. Y eso tan romántico para alguien adolescente que se morfara el mundo me signó mucho en esa cuestión ideológica. Desde esa formación de sentido, de por qué te parás arriba del escenario, por qué elegís decir lo que decís y cantár lo que cantás.
Agradezco mucho a esa formación teatrera, todo lo que soy. Hasta el respeto por el tiempo, por ejemplo. Viste que si hay algo que se ha desacralizado terriblemente es el tiempo. Somos absolutamente impuntuales. Yo soy una persona que llego dos horas antes. Sigo sosteniendo esa mística de preparar el espacio en el tiempo, de que hoy hay una función y que después de que vienen las personas y se sientan, y que están ahí y es importante que estén, y después cuando nos saludamos y todo lo que sigue después. Toda una sensación de ritualidad que pone en juego en todo caso el sentido de que estamos comprometiéndonos a algo que es efímero. Y tiene que ver con quienes estemos ahí. Por eso no hay un público igual, y eso también me parece que es lo maravilloso y comprometido.
Mi formación ideológica y política se la debo también al teatro. Porque elegí estar en una parte de ese teatro, en la autogestión, en el trabajo grupal, en el espacio cooperativo. Todo eso me hizo entender otras reglas de juego que me interesan más, que me interesó después continuar y es finalmente desde donde a mí me interesa hacer todo lo que hago.

-¿Qué rol va teniendo el arte en el proceso tuyo de construirte desde una identidad de género diversa, disidente?
-Yo soy una trava distinta. Parto de privilegios que no tienen mis compañeras, mis hermanas, mis amigas, la mayoría que siguen paradas en la calle sin tener otra opción. Paradas en la calle porque estamos expulsadas desde muy chicas de nuestras casas. Entonces, tengo el primer privilegio de tener una mamá y un papá que me quisieron con todo lo que yo traía como novedad, y me dejaron ser eso adentro, abrigada.
El segundo privilegio es, a los catorce años, entrar en un mundo donde es muy jodido ser adolescente en sus diferencias, un mundo como el artístico que será complicado, que será bastante rebuscado, pero que si hay algo que no hace es expulsar. Todo lo contrario: abraza la rareza, abraza todo lo distinto. Necesita de las rarezas para armarse, para sustentarse.
Entonces yo tuve esos enormes privilegios desde donde me fui armando mis propios procesos. Que fueron procesos “a favor de”: a favor mío, a favor de mis tiempos, a favor de mi cariño. Yo no tuve que salir a hacerme “contra”: contra la policía, contra mamá y papá que no me quieren, contra la escuela que me expulsa. Porque yo tenía ese círculo primero que me garantizaba el abrazo. Entonces desde eso que he tenido, después me paro políticamente a discutirle a este mundo qué carajo hacemos con las infancias, cómo las destruimos, cómo las expulsamos, cómo las violentamos. Discutir roles, discutir familias, discutir maternidades, paternidades, que lo único que hacen es expulsar infancias cuando esa infancia no responde a lo que sos. Las violaciones adentro de las casas, las expulsiones de muy chiquita de esas casas, la negación de las búsquedas personales de esas infancias.
Todo eso que suceda entre esas cuatro paredes encerradas, en lo privado de un concepto familiar pero que es violento, intrínsecamente violento, y después en complicidad con una escuela se sigue sosteniendo, porque “este rinconcito es de nena, y este rinconcito es de varón”. Todo eso lo pongo en discusión. Pero no solamente por ser trava, porque finalmente creo que las travas, las tortas, los putos o las maricas podemos ser eso que somos. Salimos abrazadas con nuestras tribus, deconstruyendo la violencia, con terapia, con lo que sea, y finalmente logramos ser. Pero la gran pregunta es qué pasa con el resto de los niñitos y de las niñitas que no pueden ser ese varón que quieren ser y esa mujer que quieren ser.

-¿Y a vos cómo te llega esta pregunta?
-Y, yo lo veo horrible. Me parece que el sistema hegemónico heterosexual es algo que hay que discutir todos los días. Que si ustedes son heterosexuales y heterosexualas deben discutirlo. No porque si vos sos una chica vas a amar a otra chica o te va a gustar otra chica, o a él le va a gustar otro chico. Estoy hablando de discutir la heterosexualidad que es un régimen construido para perpetuar una especie de una manera. Eso es cultural, eso no es la naturaleza. Entonces está con la complicidad de todos, hasta de las ciencias que dicen que esa es la verdad, hasta de las religiones que dicen que esa es la verdad. Por eso hablo de un sistema heterosexual, que tiene sus credos, sus leyes, sus enciclopedias y sus películas, digamos, que lo sostienen. Eso hay que ponerlo en discusión. Porque eso maltrata y violenta a todo lo distinto. Pero también los violenta a ustedes, que quieren ser, podrían haber sido, deben ser, no los dejaron ser, son a medias, tienen que luchar mucho para ser…un montón de cosas que no se las permiten porque ese sistema hegemónico dice “esto es así, y esto es asá”, y de eso no se mueve. Y si te movés, eso implica castigo, soledad. Entonces me parece que yo claramente lo discuto desde ahí, lo discuto desde las armas que tengo, desde el arte, desde vivirlo, desde mi propia posibilidad después de acobijar infancias como he tenido. Nosotras decimos que también rescatamos niños y niñas expulsados por la heterosexualidad, para abrazarlos y hacerlos hijos también. Me parece que es al sistema grande, patriarcal y violento al que hay que discutirle, porque lo único que hace es dar infelicidad. Basta con ponerse a ver el mundo y entenderlo, relojearlo un poco para darnos cuenta en qué crueles que nos convertimos…

-Hace muy poquito presentaste el libro “Crianzas”, de Editorial Muchas Nueces, que es un libro en donde vos discutís también el tema de las infancias y de las crianzas, como dice el título ¿Nos querés contar un poquito de qué se trata este libro?
-Sí, es un hermoso proyecto que nació hace unos años, primero en el formato radio. Yo escribí esos textos para unos micros que hicimos con la Cooperativa La Vaca, con la gente de Mu. Los chicos de La Vacatienen contenidos radiales que se pueden pasar gratuitos, entonces eso ha hecho que se pudiera llegar en un montón de lados. Vienen hace poquito los chicos y las chicas de Muchas Nueces, que es una editorial preciosa con mucha energía, juventud y desde la autogestión. Me propusieron hacer libro ese trabajo. El tres de diciembre lo presentamos con un formato hermoso, con unos dibujos preciosos de Anahí Bazán Jara que es una artista plástica maravillosa y también es mi hija, entre otras cosas.
Es un trabajo para seguir aportando a las docencias, por ejemplo. Otro material para leer, compartir y discutir, porque hay muchas cosas ahí que son para preguntar, más que nada. Que nos atrevamos también a decir “mirá, no sé, no entiendo, busquemos cómo es”. Ponernos en duda puede ser un muy buen camino para ejercer maternidades y paternidades.

-En noviembre también fue premiado como mejor cortometraje nacional “Deconstrucción, Crónicas de Susy Shock”, de Sofía Blanco. También en este último tiempo sacaste el disco “Buena vida, poca vergüenza”, tenés publicado un poemario… ¿Vos sentís que como artista pudiste concretar todo lo deseado e imaginado, o hay algo que todavía quedó que te gustaría hacer?
-Yo no siento que tenga cosas pendientes. Sí, seguir haciendo libros, seguir haciendo discos, seguir haciendo canciones, viajar, conocer lugares, todo esto que me ha permitido y me permite este oficio de los catorce años para acá, ahora que tengo cuarenta y ocho. Entonces quiero más de eso. No tengo pendientes, no es que me falte un personaje. Esto no significa que tenga los sueños acabados. Sino que yo estoy en el agua que tengo que estar, soy un pececito de esta agua y en esta agua me muevo. Entonces me parece que ya es gigante, en este mundo de tantos desaciertos y de tantas complicaciones para estar en el propio deseo, que una haya logrado estar en el propio deseo. Hay gente que pasa todo este mundo sin estar en el propio deseo. Eso va más allá de los géneros, eso tiene que ver fundamentalmente con decir “ese es el sentido por el que estamos transitando este momento de la vida, acá, en este planeta”. Entonces yo tengo mi lugar, tengo mi espacio, y soy una privilegiada, una enorme agradecida y eso me pone como en compromiso, en acción. No paro.

-En relación al sentido del transcurso por la vida: ¿Cuál es el mayor legado que te dejó Lohana Berkins?
-Y…Lohana nos ha dejado el desafío de mirar, de abrazar el colectivo, de entender las razones, las bellezas, las faltas de nuestro propio colectivo para tener la propia voz. Y a la vez, buscar las estrategias de salir desde nosotras mismas dialogando, abrazando, en un círculo que sea mucho mayor políticamente, mucho mayor amorosamente hablando. Para disputar, en todo caso, con un enemigo que siempre arrasa y siempre va a barrer no solamente a las travas sino a los negros y a las negras, a los pobres, a todo lo distinto, a todo lo que esté en los márgenes, en los bordes.
Me parece que Lohana nos dio esa estrategia de juntar. Lohana siempre estuvo mezclada, fue una trava que se mezcló, fue una trava feminista, una trava que se embanderó con la lucha por el aborto. Nos dio ese legado a todas. Y estamos ahí sintiendo mucho su falta, en un contexto muy duro donde hubiese sido tan necesaria. Pero bueno, ahora tenemos que ver cómo arreglamos eso sin perder el horizonte de su mirada, y a la vez, con el coraje de las propias novedades, que podamos nosotras también -desde lo que somos- aportar a lo nuevo.                               

Entrevista realizada el 12/12/2016 para el programa radial “Lo Menos Pensado”.
(Lunes de 21 a 24 hs por www.radiobarbarie.com.ar)

22/10/16

Desinfancia

Juanito abre sus ojos cuando el gallo del vecino canta. En su barrio, la mañana es todavía más fría. Apura las ganas con un mate cocido caliente, saquito reciclado, y sin guardapolvo sale a la escuela de la vida. La primera hora es de Geografía. Juanito hace su habitual repaso del conurbano profundo: conoce las calles, los baches, las casas, las caras, los autos, los perros. Algunas cuadras las hace acompañado por Chiche, su mejor amigo. Tampoco él lleva guardapolvo, nomás pelo y pulgas. Se separan en la estación.Ya se está acercando el tren y empieza la hora de Matemática. Juanito sabe que un kilo de pan cuesta, más o menos, veinte pesos. Necesita juntar diez monedas de dos pesos, veinte monedas de uno, cuarenta monedas de cincuenta centavos, ochenta monedas de veinticinco centavos, o doscientas de diez. A veces le dan algún que otro billete, que él guarda para dárselo más tarde a sus papás. Se baja al final del recorrido.Llega justo a tiempo para la clase de Música. En el último de los andenes está Seba tocando la guitarra. Él no quiere plata, toca ahí porque le gusta, y cuando le dejan algo se lo da a Juanito: “andá a comprarte un sánguche” –le dice sonriendo, sin dejar de tocar-.Juanito recorre a pie los pasillos grises de la inmensa escuela. Una vez en la plaza, se acomoda en un banco para escuchar la clase de Literatura, que la da Alberto: un hombre entrado en años que convida poemas y tanguitos tristes a cambio de “lo que usté pueda”.
Una señora regordeta les tira migas de galletita a las palomas y, cuando los ve ahí sentados conversando, saca de su cartera un paquete cerrado, todo para ellos.
Las bocinas anuncian que ya es tiempo de un recreo. Juanito le deja a Alberto las galletitas dulces y va un rato a los juegos. Cuando está subiendo al tobogán, por detrás de él pasa el celador, con su uniforme azul y un “portate bien, pibe”, que siempre lleva en el bolsillo para decirle, aunque no esté haciendo nada malo. Él se da vuelta y le responde que sí, moviendo apenas la cabeza.Ya debe ser el mediodía. Por la vereda de en frente pasan otros niños y niñas. Van todos vestidos del mismo color, arrastrando mochilas con ruedas. Juanito los ve y piensa que entre una vereda y la otra, más que una calle hay un abismo.Mañana es su cumpleaños número nueve. Otro niño, probablemente, diría: “ya soy grande”. Juanito, en cambio, piensa: “ya no soy un niño”.

[Finalista, IV Concurso de relato breve "Osvaldo Soriano" - Categoría "menores de 33 años"
FPyCS UNLP - LITIN - EPC].

http://www.nuestrasvoces.com.ar/mi-voz/desinfancia
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Juanito pasa sus días en la escuela de la vida. Su geografía es su barrio, su matemática el sonar de las pocas monedas para el pan. Juanito cumple nueve años y aunque parezca increíble hace mucho tiempo siente que dejó de ser niño".

26/9/16

Luciana Peker: "Creer que las mujeres no pueden cometer errores es una interpretación errónea del #NiUnaMenos"

(Entrevista a Luciana Peker, redactora de Revista Anfibia y autora del artículo "Chiruzas"*)



Luciana Peker es periodista, especializada en género. Trabajó en muchísimas revistas y radios del país, fue premiada nacional e internacionalmente. Lo que nos convoca en esta ocasión a charlar con ella es un ensayo muy interesante que escribió para la “Revista Anfibia”, titulado “Chiruzas”, en donde tomó como excusa el caso mediático de Squarzon-Granata-Pau Linda, pero para abarcar una problemática social que tiene que ver con los estereotipos de género.


-Contanos un poco de qué se trata el ensayo "Chiruzas".
-Bueno, desde “Revista Anfibia” me pidieron una nota sobre lo que pasaba con Amalia Granata; y también sobre su aparición en el programa de Susana Giménez y la cantidad de Twitters criticándola, hablando de “mujeres que no tienen dignidad”, diciendo cosas como que “hablan mal de todas”, o “hablan del #NiUnaMenos y después hay de estas mujeres”…toda una cosa muy denigrante, ¿no? Entonces me parece que se instala la idea de un paradigma que es falso, que lo que supone es que las mujeres tienen que ser heroicas. Por un lado hay una interpretación errónea del #NiUnaMenos, la de creer que las mujeres no pueden cometer errores, o que la dignidad está en quedarse sola y no en perdonar una infidelidad, y eso me parece que justamente es una interpretación falaz de #NiUnaMenos y del Feminismo. Que se vuelve como una costumbre de “amigas retadoras”, que entonces lo que hacen es retar a las mujeres que no pasan esa ética o ese “puntaje de alta dignidad”. Eso por un lado. Y después, por otra parte, está el fomento permanente a la guerra entre mujeres.

-Me parece muy interesante ese planteo que hacés en ese manifiesto y que acabás de decir ahora con respecto a esos errores que podemos llegar a cometer las mujeres. Porque, por más que en determinada situación una pueda estar en un lugar de “víctima”, no deja de estar atravesada por la cultura machista y por el patriarcado, y seguramente en algún momento también sea o haya sido “victimaria”, en el sentido de ser la persona que juzga desde un lugar de moralidad.
-Sí. Por un lado se puede ser víctima, claramente, del patriarcado. Y por otro lado, hay también como un endurecimiento de la mirada, que justamente llevó a que desde el Feminismo pudiéramos cuestionar con toda la razón del mundo al amor romántico y a la idea de que amor es violencia. Y eso, por supuesto, es un enorme salto en la calidad de vida de las mujeres. Pero sí es cierto que también las situaciones amorosas no se pueden ver como si fueran un cubo de hielo, ese es un error de sobre-interpretación que se hace. Por supuesto que ahí también se juegan vulnerabilidades emocionales, familiares, y del machismo también -por supuesto- que hace sentir a las mujeres más débiles frente a los hombres, frente a la necesidad de ser queridas, frente a la mirada del otro…no es que es algo abstracto, que no tiene nada de machismo. Pero también es verdad que frente a esto, a la idea de familia, de un hombre, de pareja, de ser querida, de alguien que te gusta…suceden sentimientos que son muy fuertes. Y está el imaginario la idea de que entonces si una mujer, por ejemplo, llama a un hombre o vuelve con un chico que le gusta o se pone muy mal porque una relación se terminó…entonces es una boluda, no es digna digamos, ¿no?. Y ahí es como si usáramos el Feminismo para retarnos, como maestras inglesas que nos estamos pegando la regla contra los dedos a nosotras mismas. Por eso te digo que no es el Feminismo, sino una interpretación errónea que subiría una vara falsa a las mujeres para volvernos retadoras entre nosotras. De eso yo estoy en contra. Creo que hay un compañerismo, una amistad, una comprensión. La idea de amigas que se escuchan, se ponen la oreja, se comprenden, se alientan, pueden sostenerse…que es antigua pero que no se tiene que perder. Que tiene que ver con lazos en donde, bueno, desde el desamor hasta vaivenes amorosos que generan dolor tienen que ser comprendidos entre amigas.

-Y con esa misma línea de análisis que hacés en este ensayo, trazás también un paralelismo en donde llegás incluso a los polémicos titulares de los diarios, en donde se minimizan las diferencias políticas y se las lleva al terreno del “escandalete” mediático. ¿Cómo entendés vos que se da ese fenómeno de mediatización de la política?

-Si, yo creo que está muy relacionado. Vos te referís a cuando yo digo que no es que no existan las “picas” entre mujeres. Hay peleas que son legítimas, en principio porque no hay empatía. Y hay otras, como en este caso que vos describís, que son peleas políticas y que son totalmente legítimas. Hubo un titular en particular, del diario “La Nación”, que decía: “pelea femenina entre Magario y Vidal”. Bueno, Vidal es la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, del Pro. Y Verónica Magario es la Intendenta de La Matanza, Justicialista -o Kirchnerista en esta nueva recomposición-, del distrito más importante de la Provincia de Buenos Aires. O sea, es evidente que están en veredas enfrentadas políticamente, y eso es bienvenido. No se habla de una paz entre mujeres ficticia y que no incluya diferencias legítimas. Pero la idea que instala el diario “La Nación” de que era una pelea femenina, por un lado la subestima cuando es una pelea política, y por otro lado la vuelve así una pelea por ver qué se puso, si me copió el modelito, si es una pelea de peluquería.
También entra en el debate la pelea claramente política y judicial entre Margarita Stolbizer y Cristina Kirchner. Rodeada por esa idea de dos mujeres que están en el barro agarrándose de los pelos. Bueno, hay dos mujeres enfrentadas por una cuestión judicial y política. Yo creo que en muchos casos ellas mismas también reproducen los propios estereotipos de género: cuando Cristina dice “Margarita es mala”, en todo caso Margarita cree que Cristina cometió un delito; y cuando Margarita dice “nunca la vimos ir a tomar el té con amigas” ¡¿y qué importa?! ¿Por qué tendría que ir una ex presidenta a tomar el té con amigas? No sabemos si lo hizo, no sabemos si lo quiere… ¿y por qué tendría que ser una mujer que va a tomar el té con amigas? Digamos, ¿no? Quiero decir que las mujeres tampoco están exentas de reproducir este machismo. Pero sin lugar a dudas, sí, los medios se regodean de esa idea de mujeres que se matan y se sacan las plumas entre ellas. Y eso llega a la política en un momento central, después del auge de la llegada al poder de las mujeres en la política (en Argentina con la presidencia de Cristina Kirchner, en Brasil con Dilma Rousseff y en Chile con Michelle Bachelet). Estamos viviendo el después de esa etapa. Y ese después es muy machista. Es una reacción machista a la llegada de las mujeres al poder que incluye que las mujeres se maten entre ellas. Ojalá que la mayoría de las mujeres no sean cómplices de ese mandato. Y, por otro lado, que cuando suceda lo podamos ver.

-Ahora, en el caso puntual de nuestro país, nosotros tenemos una ley muy completa en donde la cosificación de las mujeres está tipificada como violencia simbólica ¿qué es lo que vos creés que falta para que la aplicación sea plena, para que se pueda llevar a la práctica?
-Si, la violencia mediática está incluida en la ley 24-685. Y la simbólica, como decís vos, entre las muchas  formas de violencia a las mujeres en todos sus ámbitos personales y de desarrollo laboral o personal. La verdad es que hay muy pocos fallos que sentencien la violencia mediática. Uno fue por el título de Clarín “Fábrica de hacer hijos”, sobre mujeres con más de siete hijos que cobraban una pensión por parte del Estado. Y otro fue el de la demanda de Gabriela Cerruti cuando Jorge Lanata dijo que ella era periodista porque se acostaba con sus fuentes de información. Está el derecho, pero se llevó muy pocas veces a la práctica. Lo que sí pasó en estos años anteriores es que funcionó fuertemente la fiscalización de situaciones de violencia a través de la Defensoría del Público, o a través del Observatorio de Discriminación en Radio y Televisión que componían la ex AFSCA, el INADI y el Consejo Nacional de las Mujeres. La verdad es que ese monitoreo por parte del Estado de qué hacían los medios (que no llegaba a sancionar, pero sí a intervenir, a hablar, a hacer informes) hoy está parado. O sea que no estamos en un punto de mayor aplicación de la mirada de la violencia mediática, sino por el contrario en un punto donde se vuelve a legitimar la violencia mediática. Porque la manera de regularla, más que nada, había estado en que alguien la monitoreaba y se llamaba a las empresas periodísticas o publicitarias a dialogar cuando violaban los derechos de las mujeres a través de sus publicidades o sus programas de televisión. Así que es un momento de retroceso de esa fiscalización, en donde hoy el derecho está más de la boca para afuera que en un estado de cumplimiento efectivo.

-Tengo entendido que esas reuniones, que estaban a cargo de la Defensoría del Público, tenían también otra parte muy interesante que tenía que ver con la capacitación. Y sobre eso también iba a preguntarte, porque vos estás dando un taller ahora que se llama “Narraciones de Género” y tiene también que ver con toda esta temática.

-Sí, por ejemplo cuando Lanata dijo que  Flor de la V “no podía ser madre, en todo caso padre”, la Defensoría del Público se puso a dar capacitaciones a Radio Mitre. Es un mecanismo muy interesante, pero por supuesto que los grandes medios tienen que estar receptivos para poder escucharlo. En el taller que doy, el de “Revista Anfibia”, el intento es generar un taller de periodismo de género. Yo más que nada en lo que creo es en hablar de los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual, pero intentando tomar básicamente la bandera también de la escritura creativa y de la libertad.


Entrevista realizada por Macarena Sánchez Volpe
Durante el programa radial "Lo Menos Pensado"

(Lunes de 21 a 24 hs. por www.radiobarbarie.com.ar)


*Link del artículo: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/chiruzas/ (23-09-2016)

6/9/16

Cecilia Merchán, compiladora de "#NiUnaMenos desde los primeros años: Educación en géneros para infancias más libres"

En una sociedad es necesario lo diferente, lo diverso. Es necesario porque es enriquecedor y constructivo. Pero, cuando la diferencia se convierte en desigualdad, lejos de enriquecer y construir, lo que hace es empobrecer y abatir no sólo a las sociedades, sino también a los Estados, a las comunidades, a las organizaciones y a las personas. Porque la desigualdad es un límite para la libertad. Un límite con una fuerte raíz simbólica, que fácilmente se materializa, impregna y reproduce en las prácticas.

Cecilia Merchán es Licenciada en Comunicación Social, militante y batalladora incansable por los derechos de las mujeres. Fue diputada nacional y hasta hace poco coordinó el Comité para la Lucha contra la Trata Y la Explotación de Personas. Es también, junto con Nadia Fink, una de las compiladoras del libro “Ni Una Menos desde los primeros años: educación en géneros para infancias más libres” (Editorial Chirimbote y Las Juanas Editoras), que acaba de salir y está siendo presentado en todo el país. 



-Contanos en principio, para quienes no lo sepan, de qué se trata la iniciativa, a quiénes está dirigida.
-Bueno, este es un libro bien interesante. Lo que busca es poder poner en debate con los adultos y adultas, con las personas que tenemos vínculo con los chicos, cómo se van formando los estereotipos de género ya desde los primeros años. Y poder también poner en debate que, cuando decimos “Ni Una Menos”, o nos ponemos el cartelito de “Ni Una Menos” y nos expresamos en contra de los femicidios, también tenemos que ver cuáles son todas esas acciones diarias, cotidianas, de todos los días y de distintas formas que generan que finalmente nuestra sociedad produzca este tipo de situaciones que terminan en violencias extremas o en femicidios, como salimos después a repudiar.  Muchas veces creemos que están disociadas estas cuestiones, que una cosa es un femicidio y otra cosa son los estereotipos de género; o que son cuestiones secundarias. Y nos parece que es importante abordar cómo ya en la infancia nosotros vamos prefigurando determinados estereotipos, determinadas ideas de cómo debemos ser como varones y como mujeres. Siendo que nosotros necesitamos generar libertad a la hora de decidir cómo queremos ser, a la hora de decidir cómo queremos vivir, y esto tiene que ocurrir desde el comienzo. A nosotros desde que nacemos ya nos están poniendo una etiqueta muy clara: a las nenas nos ponen rosa, a los nenes les ponen celeste. Y después, en el jardín de infantes, nos van configurando hasta los juegos: está el rincón de la casita para las nenas; y los espacios más públicos, la canchita, los juegos de fuerza, para los varones.  Y de ahí en más no paramos hasta el final. Me parece que es muy importante poner eso en tensión. Este libro, que además es el primero para personas adultas que saca la Editorial Chirimbote (que edita las Antiprincesas), tiene muchos abordajes: desde una perspectiva antropológica, histórica, psicológica, desde una perspectiva de la literatura, desde la educación, desde la política. Podemos ver cómo se van construyendo estas ideas y cuál es la profundidad tan grande que tiene esto a la hora de construir y construirnos como sociedad. Cuando pensamos en la justicia para los más chicos, pensamos en que tengan comida, educación y salud. Y eso es algo muy importante. Pero también es importante que puedan decidir cómo ser y que tengan libertad. Que si un nene quiere jugar con una muñeca, pueda hacerlo perfectamente, porque eso también lo va a configurar después de una manera distinta, a la hora de vincularse con un hijo o con una hija.

-Algo muy interesante de este libro es que tiene, como vos decís, un abordaje muy amplio. Desde distintas áreas, el tema es abordado con una variedad y una creatividad muy novedosas. ¿Cómo fue el proceso de recopilación, de seleccionar los textos y autores?
-Lo interesante de este libro es que no empieza ahora, sino que es producto de todas nuestras prácticas, de años y años. De trabajar no solamente en escuelas, sino también en comedores comunitarios, desde la educación popular, del trabajo que llevamos entre mujeres, del trabajo que hemos realizado hasta desde el Estado. Trabajos desde distintos espacios, que siempre han tenido como lógica que todas las personas tenemos que ser protagonistas de nuestras propias transformaciones. Hoy este libro sale con la Editorial Chirimbote y Las Juanas Editoras, que es una editorial que estamos relanzando. Pero surge como continuidad de un trabajo previo que tuvo una producción muy rica, producto también de todas esas experiencias que mencionaba antes, y que luego se cortó unos años; ahora lo estamos recuperando nuevamente. Habíamos hecho un libro que se llamó “Equis: igualdad y diversidad desde los primeros años”. Esto fue en el año 2010. Y en el medio que estábamos escribiendo el libro -lo estábamos terminando más que escribiendo-, se metió en el Congreso el debate del matrimonio igualitario. Lo que nos generó una búsqueda mucho más amplia de nuestras propias perspectivas, de nuestras propias construcciones, de nuestras propias ideas acerca de lo que era la construcción de género. Debimos ampliar nuestra propia visión, y ampliar hasta el propio trabajo y las experiencias que teníamos. Así que esa fue una vivencia muy rica para nosotras, un proceso increíble. Parte de los artículos que estuvieron en ese libro, son retomados ahora. Por supuesto con actualización, con todo lo que pasó en nuestra propia historia y con todo lo que fuimos construyendo. Y también hay otros artículos con un nuevo abordaje. Incluso, en este libro se incorporan no solamente textos de académicos y académicas, sino que también hay textos de activistas; hay uno de una jovencita trans de 16 años, de Diamante, que es un texto increíble, es una maravilla. Es bien diverso y muy simple de leer. Nuestro objetivo es que este libro sea justamente útil para muchas personas, que no sea elitista, ni tenga palabras completamente complejas que solamente entienden un grupo de personas, sino todo lo contrario. Va a ser muy útil para trabajar desde la docencia, así como también para todas las personas que vienen abordando o trabajando con chicos y chicas desde otros lugares.

-Recién decías que estos dos libros, tanto “Equis” como “Ni Una Menos”, tienen mucho de lo que fue su experiencia política y de militancia. En esos ambientes sucede que muchas veces comprenden -o dicen comprender- la importancia de la educación para revertir estos índices de violencia. Pero, sin embargo, no se involucran con este tipo de proyectos educativos ¿cómo entendés eso?
-Mirá, lo que decís es muy interesante. Porque muchas veces en los espacios políticos, incluso los que uno considera espacios propios, hay un discurso “políticamente correcto”, respecto de que los derechos de las mujeres hay que garantizarlos, de que la diversidad tiene que ser garantizada. Pero las prácticas después son absolutamente machistas. Hay organizaciones políticas que tienen un discurso que va para un lado; y después las prácticas son tremendas, machistas, misóginas. Creo que esas cosas tenemos que revisarlas. Porque, justamente, nosotros decimos que hay enemigos de la justicia o enemigos del pueblo que están bien afuera de nosotros y de nuestras prácticas. Sin embargo, el machismo es un enemigo de la justicia muy grande, un enemigo del pueblo, y lo tenemos completamente internalizado en nosotros mismos. Entonces creo que es importante poder hablar de esto; además de, obviamente, criticar algunas barbaridades de machismo muy claras y contundentes que se ven en los sectores más de la derecha, más conservadores. Porque es muy claro identificar esas prácticas en los otros, pero a veces es muy difícil identificar nuestras propias prácticas. En el ámbito de la vida política e institucional, yo te puedo contar cientos de anécdotas, que serían como para otro libro de cómo a veces en el discurso se sostiene una cosa y en la vida real y cotidiana se hace otra. Y por supuesto que, entonces, esto no va a tener una importancia fundamental a la hora de construir políticamente; si no hay una convicción alrededor de esto, como vos decís. La educación no va tener una visión de diversidad de géneros, de igualdad de géneros, de igualdad de oportunidades. No va a ser atravesada por esta mirada ninguna práctica, ninguna información, ninguna educación al respecto, si no hay una convicción real de que esto es algo –como vemos desde nuestra perspectiva- crucial para transformar la realidad.

-Leí en otra entrevista algo muy interesante que decís: que militás desde muy joven, desde más o menos los 15 años, allá en Córdoba; y que tuviste la experiencia de lo que es tener el Estado a favor y el Estado en contra… ¿Cómo entendés que se da hoy esa relación, y cómo le recomendás a la militancia que se pare frente a este Estado?
-Mirá, yo he militado como vos decías, desde que soy muy chiquita. Hace 30 años que milito. Y siempre, en general, me tocó hacerlo con Estados liberales, con Estados que han ido en contra de nuestra propia realidad. Después tuvimos 12 años donde -con contradicciones, con dificultades, como fuera- logramos avanzar de una manera increíble, y el Estado estuvo de nuestro lado en un montón de materias, en un montón de temas. En los 12 años de kirchnerismo nosotros logramos avanzar en un montón de cosas, así como en otras no lo logramos, no pudimos. Pero sí tuvimos un Estado que acompañó mucho estos procesos. Yo creo que ahora en este período, donde volvemos a tener un gobierno absolutamente de derecha neoliberal, tenemos que estar muy atentos a un montón de cosas. La primera cuestión que tenemos que revisar, es la de poder denunciar todas las cosas que se van cerrando, o que van desapareciendo. Como, en esta línea, el programa de educación sexual, de salud sexual, también el Comité Ejecutivo contra la Trata -que yo coordinaba- ha sufrido un vaciamiento total y absoluto. Creo que estas cosas hay que decirlas. Y también decir que, cuando hay un Estado de estas características, en general hay ajuste, como el que estamos viviendo. Y ese ajuste, como siempre, trae pobreza, trae desigualdad. Y esa pobreza, siempre trae feminización de la pobreza. Entonces creo que tenemos que estar preparados para ver cómo esto empieza a tener esas características; y cómo entonces siempre que  hay una feminización de la pobreza, empieza a haber también feminización de las organizaciones sociales, de las organizaciones de base. Y, así como tenemos que estar atentos a qué sucede desde el Estado, también tenemos que estar atentos a qué sucede desde nuestras propias organizaciones. Porque ya nos pasó a fines de los 90’, en el 2000…que todas las organizaciones sociales se llenaron de mujeres (los trueques, las copas de leche, los merenderos, las asambleas barriales). Éramos todas mujeres y, sin embargo, quienes discutían y decidían la direccionalidad política de esos espacios eran todos hombres. Eran un puñado de hombres, pero eran quienes siempre tomaban la decisión final. Y creo que nosotras tenemos que estar muy atentas a eso. El lugar que a nosotras nos corresponde es el de ser protagonistas, no el de estar ocupando lugares secundarios en ningún tipo de organización. Y creo que de todo esto es de lo que tenemos que hablar cada vez que decimos “Ni Una Menos”. No es un tema secundario. Cada vez que pensamos en que tenemos que terminar con la violencia hacia las mujeres, también tenemos que pensar que hay que terminar con la exclusión social, con la pobreza y las prácticas que dentro de nuestras propias organizaciones nos llevan también a la exclusión a la hora de tomar decisiones y determinar cuáles son los caminos que queremos seguir.

-¿Están pensando o trabajando en otros libros, actualmente?
-Ahora estamos con este recién salido del horno. Yo estoy de presentación en presentación. Empezamos esta semana en Córdoba, ya la semana que viene en Buenos Aires, y después por todo el país. Y ya estamos preparando un siguiente libro que va a tener que ver con la posibilidad de talleres concretos, cómo trabajar todos estos temas directamente en las escuelas, en los centros de desarrollo infantil, o donde nos manejemos con niños y niñas. Esto junto con Editorial Chrimbote y Las Juanas Editora. Y además también pensamos, desde Las Juanas Editoras, encarar una propuesta editorial que nos permita poner en debate en la agenda política cuáles son los elementos que nosotras queremos discutir como mujeres, o desde los colectivos LGBTI, cómo queremos nosotras instalar debates que nos parece que son cruciales en la vida política argentina. Así que estamos a pleno, estamos lanzando este libro y la verdad es que tenemos una respuesta hermosa, increíble, de mucha gente que no sólo está interesada sino que además se moviliza para poner en debate estos elementos. Me parece que eso es lo más rico, lo más lindo: que el libro aporte no solamente desde una perspectiva del debate y el análisis, sino también de encontrarnos y hacer cosas juntas para poder seguir instalando esto.


Entrevista realizada por Macarena Sánchez Volpe
 el 05/09 durante el programa radial "Lo Menos Pensado"
(Lunes de 21 a 24 hs. por www.radiobarbarie.com.ar)