Si hablamos de tener, no podría dejar de mencionar que Laura cuenta con un sexto sentido: Ve en los ojos de las personas lo que sus bocas callan. Tal es así que siente el amor en la mirada de sus padres, se inunda en el temor de las pupilas de su novio, se llena de la compasión que encuentra en los ojos de su hermana, se desanima en la impotencia que se apodera de sus amigos, le hace frente al rechazo de quienes cargan su espalda con prejuicios y se abraza a la esperanza que siempre le brindó su médica. Y sus ojos escuchan: ¿Por qué a ella?
Laura escucha música, está un tanto perdida pensando en estas cosas y en algunas otras. Se encuentra de pie, frente al espejo de su habitación. Observa en él sus ojos con detenimiento y ve en ellos -no a través de ellos- los ojos de sus padres, los de su novio, los de su hermana, los de sus amigos, los de su médica, y hasta los de algunos desconocidos. Es que, indudablemente, en sus propios ojos hay también amor, temor, compasión, impotencia, prejuicios…esperanza. Y, por sobre todas las cosas, palabras que se vuelven un silencio a gritos: ¿Y por qué no a mí?
Entonces ahora sonríe. Sale de su habitación, abre la puerta y camina con cadencia sorteando miradas y palabras no dichas. Y vive la vida con el vértigo de una alevilla.
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