24/6/06

Mariposa

Eran las cinco de la mañana cuando por fin salió el sol. Esa esfera brillante de fuego siempre había sido algo inalcanzable para mí. Sin embargo, estaba ahí siempre, quieto. Parecía incluso que me esperaba...
En ese momento se levantó una suave brisa que me recorrió por completo, entonces observé cómo las hojas de un árbol seco caían lentamente, hasta que quedó de él sólo un tronco viejo y solitario.
Observando con mayor precisión, vi que había junto al tronco una flor azul. De todas y ninguna parte salió nuevamente una corriente de viento que amenazó con derribarla.
Desde mi ubicación, en lo alto del cielo, la vista era maravillosa. Pero luego de tanto pensar, recordé -quizá se me había olvidado- que las mariposas no piensan.


[1º premio, X Certamen Literario J.U.R.E.C - Cuento corto, categoría "C", 2006]

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